martes, 19 de abril de 2016

La Hormiga y el Lirio (Miscelánea)

Había una vez una hormiguita que vivía en la selva. Como toda buena hormiga, era muy trabajadora y servicial. Se la pasaba acarreando hojitas de día y de noche. Casi no tenía tiempo para descansar y menos para dormir.

Así transcurría su vida: trabajando y trabajando. Un día fue a buscar comida a un estanque que estaba bastante lejos de su casa y, para su sorpresa, al llegar a ese sitio vio como un botón de lirio se abría y de él surgía una hermosa y delicada florcilla.

Se acercó maravillada por su belleza y, muy intrigada, le preguntó:
- ¡Hola! Eres muy bonito, ¿qué clase de flor eres?

Y la florcita contestó:
- Gracias, soy un lirio. ¿sabes? Eres muy simpática, ¿qué clase de insecto eres?

- Soy una hormiga, y gracias también.

De esta manera, la hormiguita y el lirio siguieron conversando todo el día, haciéndose grandes amigos, contándose sobre su vida y dándose consejos mutuamente. Pero al anochecer, la hormiga regresó a su casa, no sin antes prometerle al lirio que volvería al día siguiente.
Mientras iba caminando a casa, la hormiga descubrió que admiraba a su nuevo amigo, que lo quería muchísimo y se dijo: "Mañana le diré que me encanta su forma de ser. Por eso volveré para el estanque, aunque quede muy lejos de mi hogar".

Y el lirio, al quedarse solo, se dijo: "Me gusta la amistad de la hormiga, mañana cuando venga se lo diré".
Pero al día siguiente la hormiguita se dio cuenta de que no había trabajado nada el día anterior. Así que decidió quedarse a trabajar y se dijo: "Mañana iré con el lirio. Hoy no puedo porque estoy demasiado ocupada. Pero mañana le diré lo valiosos de su amistad y que le extraño".

Al día siguiente amaneció lloviendo, y la hormiga no pudo salir de su casa y se dijo: "Qué mala suerte. Hoy tampoco veré al lirio. Bueno, no importa, mañana le diré todo lo especial que es para mí". Al tercer día, una tormenta de viento azotaba la tierra, y la hormiga tampoco pudo ir. Pero al cuarto día, se despertó muy temprano y se fue al estanque. Pero al llegar, encontró al lirio en el suelo, ya sin vida.

La lluvia y el viento habían destrozado su tallo. Y entonces la hormiga pensando, triste y deprimida, confesó: "Que tonta fui. Desperdicié demasiado tiempo y mi amigo se fue sin saber todo lo que lo quería. En verdad, me arrepiento".

No esperemos el mañana para soñar, ni para demostrarles a nuestros seres queridos lo que sentimos por ellos. Por ningún motivo dejes de decirle a una persona que la quieres o amas.