miércoles, 24 de septiembre de 2014

Yayoi Kusama: acerca de un caso de esquizofrenia y la pintura artística como estabilización psíquica

Por Federico Garzón Noguera (Trabajo psicoanalítico escrito entre el mes de septiembre y noviembre de 2013)

Presentación biográfica de la artista:

Yayoi Kusama nació el 22 de marzo de 1929 durante la guerra en Matsumoto, ciudad localizada en la provincia de Nagano (Japón) en el seno de una familia japonesa provinciana de clase media que tenían un puesto de venta de semillas; creció aterrorizada y traumatizada por la experiencia a la que fue sometida por parte de su madre de obligarla a ir de pequeña a espiar y observar a su padre manteniendo relaciones con geishas en las que luego, cuando regresaba a casa, era obligada a relatarle detalladamente todo a su madre lo que generaba que fuera castigada sistemáticamente. En entrevistas posteriores la artista llegó a confirmar que a partir de esas experiencias conflictivas con su progenitora comenzó a sufrir alucinaciones visuales y auditivas (veía en el arroyo que pasaba detrás de su casa muchas piedras de colores siendo  joven), fantasías, carácter obsesivo constante, episodios de depresión con intentos de suicidio y despersonalización psicótica (brote esquizofrénico).
En su país natal fue abriéndose paso, de manera dificultosa, en el mundo del arte donde llegó a pintar sus primeros trabajos; Su condición feminista le resultaba asfixiante tanto como mujer, como hija, como artista en un país cerrado con sus fuertes valores de respeto y tradición donde la mujer debe tener una posición sumisa frente al hombre. Kusama decidió abandonar a su familia en Japón durante 1958, episodio sumido por la fuerte crisis que tuvo con su madre por elegir dedicarse a la pintura y para alejarse del modelo de sociedad tradicional con la que fue criada aprovechando la invitación de un museo de Seattle (Washington) para exponer sus obras. Luego se asentó durante los inicios de la década del sesenta definitivamente en los Estados Unidos viviendo en la ciudad de Nueva York y así tener la oportunidad de poder participar, indirectamente y a su manera, en la psicodelia y la nueva vanguardia del arte pop que estaba surgiendo en ese ambiente cultural entre los que se encontraban Andy Warhol y Donald Judd como máximos referentes.
La artista de a poco fue vivenciando la explosión hippie, la investigación con nuevos lenguajes como photocollages, videoinstalaciones, body art y happenings en espacios públicos que definían el movimiento pop; más sus reivindicaciones por los derechos de las mujeres y los derechos civiles de la población negra en varias marchas y manifestaciones contra la guerra de Vietnam. Extenuada mentalmente de la actividad neoyorkina, regresó a Japón de manera definitiva en 1973, allí una vez instalada su negocio de pinturas quebró y la frágil personalidad de  la creadora se le vino encima con nuevos brotes esquizofrénicos. Luego de intentar suicidarse varias veces sin conseguirlo, por propia voluntad Kusama pidió ser internada en un hospital psiquiátrico del barrio de Shinjuku (Tokyo) en 1977 donde sigue viviendo al día de hoy con sus 84 años, solo sale para movilizarse hasta un taller de tres pisos de su propiedad donde montó un estudio con 20 asistentes y al que concurre de lunes a viernes y los fines de semana donde le dedica también tiempo a la escritura y a la lectura. La mayor parte del día sigue creando obras de arte que luego se exponen en distintos lugares del mundo y luego regresa a la noche solo para dormir en la clínica psiquiátrica.
En 1993 visitó su muestra en la Bienal de Venecia y en 1994 comenzó a crear esculturas para espacios públicos de diferentes ciudades de Japón y el exterior como Francia, Estados Unidos y Portugal. Kusama regresó públicamente al mundo del arte en 1998 para viajar a una retrospectiva de su obra en el MoMA (Museo de Arte Moderno) en la ciudad de Nueva York, en 1999 en el Museo de Arte Contemporáneo de Tokyo y en el 2002 participó en la exposición Sunday Afternoon 3 para la Galería 303 en Nueva York. Creadora referente y premiada con numerosas distinciones tanto en su país natal como internacionalmente: la Orden de las Artes y Letras francesa en el 2003 y el Praemium Imperiale japonés 2006 en la categoría de pintura. Ha incursionado también en diseño de modas, poesía y literatura con 13 novelas publicadas y una autobiografía que es best seller en Japón. En el Tate Modern de Londres se organiza su más reciente exposición con más de 100 obras realizadas en casi 6 décadas (dibujos, pinturas, collages, esculturas y películas donde aparece ella misma en escena) en varios museos internacionales, incluyendo la Argentina.
El presente trabajo se basa en la exposición “Yayoi Kusama: Obsesión infinita” que se organizó como retrospectiva y presentación de las nuevas obras de la artista que comenzó en el Tate Modern de Londres (2012) y que se inauguró este año en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA/Fundación Constantini)en las salas 1 y 5 desde julio hasta el 16 de septiembre a cargo de Frances Morris (curadora de la muestra en la Tate Modern desde 2012) y Philip Larratt-Smith (vice curador del MALBA). Ejemplificaré algunos conceptos con un cuadro de su muestra “La habitación del borramiento” (The Obliteration Room) del 2012 – 2013 de la sala 1 y en la pequeña cámara cerrada que tuvo su obra “Sala de espejos del infinito - Campo de falos” en  la sala 5.

Introducción:

“Con mi acumulación astronómica de puntos, consigo que el arte me borre por completo. Mi vida es un punto, es decir una partícula entre millones de partículas”. (Yayoi Kusama, 1959)

Resulta difícil comenzar a escribir sobre un caso en el cual uno cuenta con pocos elementos bibliográficos y clínicos para hacer un diagnóstico, que no sea apresurado, sobre un caso en el cual no tenemos a la paciente cara o cara o al menos leer su historia clínica con los detalles pormenorizados de su historia y la teoría psicopatológica como se ve en la facultad; pero al menos en estas páginas se intentará por supuesto argumentar el título de este trabajo sobre lo que personalmente puedo inferir del material recolectado. Yayoi Kusama se presenta cercana porque sus pinturas nos abre una ventana a su personalidad y su modo de trabajo en su vasta obra vista en museos o fotos; y a su vez es lejana porque ella misma no hace muchas declaraciones a los medios especializados continuamente, con lo que solo aparecen sus pocas palabras sueltas, que dicen algo sí, pero contaminados con apreciaciones de gente del mundo del arte, más propensos a sacar interés por la Kusama artista y por otro lado la visión médica-psicológica del cual hay varios materiales acerca de su cuadro clínico, pero tomado de manera diversa o con un confuso análisis psicoanalítico por algunas declaraciones que ella misma ha efectuado hace tiempo y que se utilizan. El arte y el psicoanálisis es un campo del cual siendo estudiante no es sencillo relacionar, mucho menos por primera vez, pero es interesante adentrarse en este caso para comprender quién es realmente Yayoi Kusama. ¿Qué cosas podemos inferir de Yayoi Kusama que la situamos dentro de la estructura psicótica esquizofrénica y no dentro de las llamadas neurosis de transferencia (Histeria y Neurosis Obsesiva)? Ella misma se ha definido como una gran obsesiva, su obra lo demuestra por supuesto, pero buscaré mirar un poco más allá y ver si se puede extraer una exposición más incisiva tomando el concepto de esquizofrenia desde Bleuer (la antigua demencia precoz de Kraepelin) y una breve reseña del DSM-IV, lo que considero es su diagnóstico, contraponiéndola en los puntos que sean necesarios y relacionándola con autores de la clínica psicoanalítica muy vistos en la cursada como son Sigmund Freud y Jacques Lacan. Estos conceptos me servirán de sostén para determinar si lo que considero del cuadro clínico de la artista es correcto.

Desarrollo:

Yayoi empezó a pintar a los 12 años, en el mismo momento en que se presentaron ante sus ojos esos puntos coloridos como elementos ajenos a su cuerpo, unos objetos flotantes que la acosaban y la asustaban. La niña Yayoi empezó con sus alucinaciones y “en vez de llorar y sentirme víctima decidí volcar todo eso que se me venía encima, sin que yo lo buscase, en mis dibujos que empezaron siendo algo más una cura que algo artístico”. La construcción de un sentido abstracto del mundo, la creación de una obra que surge desde su intimidad femenina, intimidad que muy pronto fue abusada por la madre, que lanza el grito de agobio y represión. Abuso imperdonable pero que crea a la artista: “Mi madre, que odiaba que pintara, destruía todo lo que hacía. Era muy violenta, una mujer de negocios muy astuta y siempre ocupada con su trabajo. Siempre me obligaba a trabajar en el negocio familiar pese a tener exámenes. Me hacía sentir tremendamente insegura. Fui a Kyoto simplemente para huir de la violencia de mi madre, aunque la escuela era demasiado conservadora y raramente asistía a clase. Me quedaba pintando en el dormitorio debido a que mi madre era contraria a que me convirtiera en artista, emocionalmente empecé a ser muy inestable y sufrir crisis nerviosas. Fue desde entonces que empecé a recibir tratamiento psiquiátrico. Al traducir el miedo de las alucinaciones en las pinturas, estuve tratando de curar mi enfermedad. Mi arte mantiene una estrecha relación con mi salud mental”.

Origen del cuadro clínico: psiquiatría y psicoanálisis:

La psicosis, desde el campo del psicoanálisis y la psiquiatría es un tema que ha tenido revisiones y nuevas concepciones desde el enfoque del médico Philippe Pinel en 1793 de separar los “alienados” de las personas que habitaban las cárceles durante la revolución francesa de 1789; en esos tiempos hasta el presente las llamadas enfermedades mentales o locuras han sido objeto de estudio principalmente en Francia y Alemania, países con mayor producción teórica de reconocimiento internacional teorizando y rebatiendo conceptos desde los ejes sincrónicos y diacrónicos en la clínica psiquiátrica. A comienzos del siglo XX nuevos autores entre los que destaco a Eugen Bleuler con su creación de la palabra esquizofrenia, simultáneamente Freud con su inconsciente dinámico y Lacan retomando más tarde sus puntos no completados sobre la psicosis con una mirada psicoanalítica rompieron con sus críticas el eje diacrónico imperante de estudiar la clínica desde lo anátomo-evolutivo de las enfermedades, presentando una teoría psicodinámica llamada de las grandes estructuras psicopatológicas (Andrea Berger, 2011) con nuevas conceptualizaciones en la psiquiatría y la psicopatología sobre las personas psicóticas. Se abandonó la preponderancia orgánica como eje causal, en especial el esquematismo de Emil Kraepelin de separar cuadros diagnósticos sobre la demencia precoz y la paranoia, centrándose más en lo psíquico.
Las alucinaciones visuales como síntoma en la persona no hace diagnóstico en sí mismo; en ella desde que fue internada los clínicos la incentivaron a que siga produciendo su arte y creación como un pasaje al acto de su cuadro esquizofrénico. Las repeticiones, los falos, los puntos y lunares de colores son lo que para ella constituye su propio universo y su singular manera de mirar la realidad; en su taller sublima su patología a través del arte, la explosión de color que muestra una pasión por esos puntos, que salpican pinturas y esculturas por igual. Las redes y los puntos se convirtieron en dos de sus motivos principales en sus tramas nada secretas. Retomando el eje sincrónico de analizar el aquí y ahora del cuadro Esquirol, discípulo de Pinel, comienza a hacer una observación más minuciosa separando la ilusión de la alucinación, a la que esta última la define como percepción sin objeto. En el movimiento diacrónico, Kraepelin toma a la alucinación como el elemento presente en la demencia precoz que acompaña el curso de la enfermedad, mientras que en la paranoia hay ausencia de ellas. Es interesante que en su desarrollo de alucinaciones visuales establezca como uno de los ejemplos la percepción de elementos multicolores como le sucedió a la joven Yayoi. Con el correr de los años varios clínicos franceses le criticaron su concepción clasificatoria de la paranoia y la separación tajante que existían entre los dos cuadros, presentando por ejemplo las demencias paranoides donde aquí hay pequeños cuadros alucinatorios y delirios floridos. Entre la sexta y la octava edición se rectifica y va armando el cuadro de parafrenia como respuesta a los franceses y autores como Ballet ya empiezan a teorizar sobre la psicosis alucinatoria crónica basado en aquella y que no termina rápidamente en demencia. Es entonces que con Kraepelin la Demencia Precoz Restringida incluirá entre sus 9 formas a la esquizofrenia. Pero el hecho de poner énfasis en lo hereditario y lo orgánico fue produciendo que este eje fuera desapareciendo entrado el siglo XX, Sigmund Freud ya había hecho su separación entre las parálisis orgánicas e histéricas y la construcción del concepto de Inc. fundante del psicoanálisis rompe con la estructura unitaria de la conciencia, cuerpo representacional separado de lo orgánico. Antes de 1900 su nosografía se dividía entre las neuropsicosis y las neurosis actuales localizando en las primeras a la histeria, las obsesiones y fobias, la paranoia y la psicosis alucinatoria de Ballet; en su segundo período (1900-1920) ya comienza a ubicar la diferencia entre psicosis y neurosis como 2 estructuras específicas delimitándolas en las neurosis narcisistas: paranoia, psicosis alucinatoria y parafrenia (equivalente a la esquizofrenia de Bleuler que no es la kraepeliana) aunque el mecanismo específico de la formación de psicosis no se encuentre escrito específicamente en su obra. Freud no utiliza el nombre esquizofrenia porque remite a mente dividida o escisión del pensamiento y para él uno ya por estructura está dividido en Consciente-Preconsciente-Inconsciente. Por último en su tercera nosografía (1920-Final) ubicará simplemente dentro de la Psicosis a la paranoia y las parafrenias por el conflicto yo-realidad exterior. Freud escribió sobre ellas en textos como Las neuropsicosis de defensa y en su Manuscrito H, ambas de 1894, determinando el mecanismo formador de síntomas en las paranoias y en la confusión alucinatoria. En ellas la consciencia activa el mecanismo defensivo ante cargas de excitación que se presentan en el aparato ligadas a una representación intolerable, es entonces que se “proyectan” hacia afuera juntas produciendo una defensa más lograda que la histeria y la neurosis pero a costa de perder el lazo parcial con la realidad exterior en la confusión alucinatoria y total en la paranoia. Las alucinaciones son un modo de sostener la defensa pero en el caso de la primera resultan amistosas al yo mientras que en las segundas resultan hostiles al yo.
En 1926 durante la conferencia de Ginebra el psiquiatra suizo Paul Eugen Bleuler presenta su tesis de la esquizofrenia como mecanismo formador de síntomas desarrollado en 1911, con una crítica hacia la demencia precoz de Kraepelin en la que no la ubica como enfermedad sino un trastorno de base orgánica pero estructurado fundamentalmente en mecanismos psicológicos; Los trastornos de disociación mental (estereotipias y bizarrerías), en la ambivalencia afectiva (amor-odio) y la afectividad (indiferencia, displicencia) son los síntomas fundamentales de la esquizofrenia, funciones simples alteradas por la desaparición de la jerarquía ordenadora del pensamiento (que posibilita asociar ideas, recuerdos e imágenes) que causan el cuadro psíquico haciendo un corte con el lazo del otro (Bleuler, 1911), además Bleuler pone el acento en la voluntad o disgregación de la personalidad como función compuesta del cuadro, junto a la falta de atención y la voluntad. Freud nombrará al corte con el lazo la retracción libidinal hacia el yo en su teoría pero entre los dos autores la diferencia de criterios no permite la comparación. Las alucinaciones como síntomas accesorios que tomo de Yayoi Kusama son un síntoma secundario junto a su carácter obsesivo, la despersonalización es parte de la disgregación mientras que un síntoma fundamental es el aislamiento (repliegue afectivo). Bleuler dió cuenta que la vida psíquica interna perdía la facultad de vibrar con el medio social, pues el sujeto no disponía de la capacidad de mantener el contacto con la realidad y la fragmentaba; sobre esto Yayoi Kusama comentó “En Nueva York fui pobre y marginal”. Una estructura como la psicótica que imposibilita generar lazos con el Otro, salvo en el mundo del arte donde ella hace lazo con sus obras, su interés por la política la hizo entrar en los movimientos del arte pop, el feminismo, el hippismo, el antibelicismo en Nueva York pero en su historia ella misma se fue excluyendo del mundo, sin que aparezcan ideas delirantes, pero ante cada evento negativo en su historia no pudo enfrentar la realidad que consideraba hostil. Solo internarse fue una reacción de salvación ante las pocas herramientas psíquicas con las que contaba. Su propio mundo de puntos multicolores y repetitivos es cada vez más válida que el real, conviven con ella y los muestra a los demás a través de su vasta obra. La alteración de la personalidad es parte de lo que Kusama dice en la cita del comienzo de este trabajo: sin ser un caso severo de esquizofrenia su personalidad toma forma fija con objetos inanimados de su fantasía conviviendo con lo real de su persona y perdiendo los bordes del espacio.
Desde el DSM creado por la Asociación de Psiquiatría Americana como manual de clasificación de las enfermedades mentales; en su cuarta edición de 1994, se hace una descripción objetiva actual del trastorno esquizofrénico en el eje 1 sin interesarle el sujeto, la evolución y su origen para lograr así consenso mundial nombrando al cuadro como F20. La alucinación es considerada aquí como una alteración del campo senso-perceptivo en la que puede o no haber delirios dentro del F20, los trastornos sensoriales visuales se reducen con determinados psicofármacos. La historia personal y su relación con sus padres durante su infancia determinan el cuadro psicótico de Yayoi; en sus artículos de la tercera nosología Neurosis y Psicosis y Perdida de la realidad en Neurosis y Psicosis, Freud intenta mostrar la diferenciación entre las dos retomando sus textos anteriores; En la psicosis el yo se defiende del vasallaje del mundo exterior desprendiéndose de la representación intolerable donde en la misma operación, a su vez, se desase de forma total o parcial de la realidad subjetiva psíquica que se había construido a través de la desmentida (la realidad objetiva ya está perdida), por lo que, tomando el caso de Yayoi Kusama, la alucinación y las fantasías le sirven a ella para obtener percepciones y material que edifiquen una realidad nueva. Freud establece que el mecanismo propio de la psicosis es lo rechazado (verwerfung) hacia un afuera, aunque él no lo termina de desarrollar sino Lacan en su teorización posterior.

La pintura como modo estabilización psíquica:

Los primeros trabajos de Kusama van bordando su imaginario con figuras tradicionales chinas y del arte pop. Los famosos lunares rojos, verdes y amarillos recurrentes en su obra, representan para ella la tierra, el sol y la luna respectivamente según sus propias palabras. Simbología que se repite como puros significantes sueltos que no hacen cadena; Lacan dice en el Seminario 3 (Las Psicosis 1955-1956) sobre las psicosis que los S1 sueltos no hacen efecto ya que el sujeto se constituye por un lenguaje que lo preexiste desde antes de nacer y la implicación que tendrá en el campo del Otro es lo que le permite apropiarse de la palabra haciendo que el sujeto sea efecto del lenguaje y aparezca allí. La estructura del inconsciente como un lenguaje se va a ir llenando de significantes produciendo significados donde cada uno se define por lo que no es del otro Ste y se van uniendo entre sí para producir el sentido como efecto externo del Inconsciente representacional. En la psicosis el Ste del nombre del padre está forcluído de la cadena (la verwerfung que define la estructura); no hay unión y ese S1 hace corte deteniendo la cadena y vale por sí misma en forma de alucinaciones, ya sea en las piedras de colores de su juventud o de grande cuando su realidad se llenó de puntos que tomaban su cuerpo sin diferenciar lo exterior de lo propio, puntos multicolores como S1 que ya son su marca personal repetitiva en sus cuadros. La significación fálica no hace lugar porque no hay un S1 y un S2 que haga significación en el sujeto y se pueda manejar en el mundo de lo simbólico, los significantes no se desplazan unos con otros porque están sueltos; Para Freud los pacientes psicóticos no pueden hacen asociación libre y lograr la transferencia, establecer un lazo necesario con el analista para interpretar sus síntomas pasando de la instancia Cc al Inc.; Lacan modificará esta concepción diciendo que la relación de transferencia con un paciente psicótico se dará de otra manera si se posibilita ese lazo, enganche con el Otro (Como concluye Fabián Naparstek en su texto de los inclasificables), teniendo en cuenta la singularidad de cada persona dejando de lado el carácter universal que se le da al diagnóstico.
Lacan establece en su primer Seminario (Los escritos técnicos de Freud 1953-1954),que presenta sus tres registros: Simbólico, Imaginario y Real, que a través de lo que llama el estadio del espejo el yo se construye a partir de la imagen (lo Imaginario) del otro, ilusión de unidad que tapa/obtura los agujeros del vacío (lo Real como lo que está afuera de lo simbólico, donde todo no se puede decir); el propio yo de una persona se constituye como resultado de poder identificarse con la propia imagen especular en un espejo (reflejo del propio cuerpo, la imagen que es simultáneamente uno mismo y otro que lo sostiene simbólicamente con la voz). La clave de este proceso se debe a que el ser humano es el único animal que nace muy prematuramente: la cría humana carece todavía de coordinación y de poder sustentarse solo. No obstante, su sistema visual está relativamente avanzado, lo que le permite reconocerse en el espejo antes de haber alcanzado el control de sus movimientos corporales. En el espejo el pequeño infans ve su reflejo como una totalidad, un cuerpo todo armado como una síntesis, la falta de coordinación del cuerpo real (de carne y hueso) experimenta una tensión agresiva con su imagen especular, sin la completud de la imagen parece amenazar al cuerpo con la desintegración y la fragmentación; la angustia provocada por esta sensación de fragmentación, esta tensión agresiva es resuelta cuando ese sujeto en su primera etapa de su vida se identifica con la imagen. Esta identificación primaria con el otro semejante (su madre u otra persona que tenga al lado que lo sostenga en su deseo) produce un momento de júbilo al conducir a una sensación imaginaria de dominio que es lo que da forma al Yo: asume esa imagen como propia, es su triunfo imaginario, que anticipa un grado de coordinación muscular que aún no ha logrado en realidad. El cuerpo, el yo como ilusión de completud al ser una construcción de la identificación imaginaria con el otro se puede perder ante un desencadenamiento y en la psicosis como consecuencia produce una regresión al estadio del espejo resquebrajándolo y desencadenando en lo psíquico una fragmentación: “Mi padre tenía muchas amantes y mi madre me obligaba a espiarlo para que luego le contara con quién había estado”. La postura de la madre ante la conducta de su marido hizo que la idea del sexo fuese muy traumática para la pequeña Yayoi, a tal punto que confiesa haber tenido su última relación sexual a los 20 años; Es el mismo momento en que explora en dibujos y pinturas el elemento semilla como origen de la vida y la tierra como signo de fertilidad (ya que sus padres trabajaban en el entorno rural).
Tomando la cita del comienzo vemos que no queda situada como una histérica cuando la madre la manda a espiar a su padre; desde Lacan aquí la madre es la figura que no da lugar a una función paterna desde el significante, el nombrarlo y ser parte de la relación edípica madre, padre, hijo y falo. Las turbulentas sensopercepciones y vivencias traumáticas muestran en Kusama la desaparición del velo de la identificación imaginaria mostrando una fragmentaciónque no puede soportar de lo real del cuerpo; las alucinaciones y pensamientos destructivos le posibilitaron una ruptura irreconciliable con su madre. Aquí, desde el seminario 3,  el significante del Nombre del Padre (NP) está forcluído (rechazado sin poder entrar) de la estructura psíquica, de la cadena de significantes lo que no permite la significación fálica. La propia artista se mantuvo en relación especular con su figura materna fusionada a ella que no le ha hecho lugar a la función paterna, por lo que sus trabajos artísticos como forma de relacionarse con el mundo le sirven de muletas desde lo Imaginario que señalan lo que falta para compensar su complejo de Edipo ausente: la imagen pictográfica es más sencilla de tratar para un esquizofrénico que el mundo exterior. La significación fálica no se produjo al no haber metáfora paterna y la madre, como dice Lacan en su Seminario 4 (La relación de objeto 1956-1957), representa al cocodrilo que se engulle al cachorro por no estar el pequeño palo que contiene la boca abierta y que representa simbólicamente al falo; Este Ste del NP está afuera de lo simbólico, en el registro de lo Real por la forclusión que retorna desde el exterior por fuera del aparato psíquico. La madre toma a la pequeña Yayoi como falo de su deseo materno y no como hija por lo que la Otra no produjo un corte con ella: no introdujo la función paterna y por lo tanto no hay Edipo ordenador de la realidad teniendo otra diferente a la de la neurosis en su lugar; sus alucinaciones por ejemplo le sirven a Kusama para sostenerse por el mundo debido a la no inscripción del Nombre del Padre.
Yayoi con sus traumas de la niñez y sus crisis nerviosas determinan las enormes cantidades de energía que se presentaron en su aparato psíquico, como un cuerpo extraño equivalente al trauma en el que sus síntomas son los modos de descarga (Fabián Naparstek, 2011); las trabas del sexo las volcó en su cuerpo pero las soltó en su obra sin vergüenza, lo que aún la atormenta le dio a su obra la libertad que no pudo experimentar como mujer en su propia piel, sin amor y caricias. “Mi trabajo incluyendo los happenings que hice en Nueva York con cuerpos desnudos donde la gente podía integrarse y pintar redes infinitas en los cuerpos de los otros, no fueron más que una manera de sobreponerme a mi gran trauma con el sexo”. Yayoi pedía al público que se desnudase, pero ella siempre se quedaba vestida. Cuando Yayoi se sumerge en un cuadro, se aísla del mundo y compulsivamente ejecuta los trazos de su obra, con su uniforme disfraz de peluca roja fosforescente y equipo de lunares de pies a cabeza que le sirven de sostén y lazo con el mundo mientras pinta una y otra vez los puntos de colores en sus performances; acto repetitivo que Larratt-Smith, vice curador del MALBA y que la visitó en Japón, establece como “marca registrada donde se ve también sus labios murmurando quién sabe qué. Ella se sumerge en su mundo y el resto desaparece”.Desde que Yayoi Kusama comenzó a mostrarse a sí misma como parte de sus experimentos visuales, ella misma ha sido parte de su obra para compensar el drama que la habita procurando darle forma, dimensión, canalización, salida artística expresiva. Si tomamos la sala de espejos del infinito - Campo de falos: la obra que en el MALBA había que meterse dentro de una pequeña sala cerrada totalmente espejada y llena de falos blancos con puntos rojos en el suelo, transmite la sensación como si el yo desapareciera, los falos dan cuenta de la concepción de la artista ante su horror a la penetración que trajo del Japón conservador de su infancia. Es común, retomando a Bleuler, encontrar en la esquizofrenia impulsos eróticos como punto de interés y esto en su historia familiar se acentúa pero redireccionado en el arte mismo.
Por eso la Kusama pintora se representa como obsesiva objeto de su propio discurso artístico que, como otras personas, encontró en el arte un brazo que la salva de su constante aislamiento, Pinturas, dibujos, poemas, novelas y producciones que muestran algo difícil de comprender. Yayoi llena su universo con círculos, los colores y los puntos, figuras que han definido su obra durante toda su carrera artística, asociando la idea del fin de un ciclo y la renovación en el interior de cada ser humano, tomando las pinturas de la habitación del borramiento (The Obliteration Room), en especial el cuadro Corazón Roto (2012). Los círculos rojos y azules con puntos negros, entre otros cuadros, los asocia con algo que vivió, o un proceso en el que se encuentre y los puntos como elementos constantes o Stes sueltos de su conducta estereotipada volcada en su arte. Las obras de la sala 1 y la cámara cerrada de la sala 5 reflejan como ejemplos el deseo de verse libre de obstáculos psicológicos donde el espectador puede sumergirse en un entorno cargado de puntos de colores o interminables paredes de espejo, una visión del mundo que mezcla el dolor de la pérdida, la soledad y la locura con la fantasía de saberse única. Kusama ha sido capaz de manejar su trauma y encauzarlo con la sublimación artística rememorando sus episodios alucinatorios visuales; el pintar significa la libertad de disponer del propio cuerpo y del material que la rodea, es la capacidad de convertir lo que percibe en su interior como realización visible y así ir paliando su cuadro esquizofrénico.

Conclusión:

Por supuesto cada caso de esquizofrenia tiene su singularidad además de las características generales del cuadro clínico; el campo de la estructura psicótica es amplio de abordar. Desde el psicoanálisis me resulta más familiar mientras que en la psiquiatría, tomando el manual DSM-IV como ejemplo, demuestra que la esquizofrenia (o F20) tiene criterios amplios que generan un diagnostico universal, sin tener en cuenta a cada paciente con en su tratamiento particular. Un cuadro como el esquizofrénico en Yayoi Kusama que no es tan severo en su sintomatología como otros casos es interesante para observar sus puntos de estabilización encontrados en la realidad cotidiana, además de la ayuda de medicamentos, haciendo lazo social con el arte en pinturas y esculturas ya que no cuenta con el Ste del Nombre del Padre en su estructura psíquica. Su regreso silencioso a Tokyo en 1975, como si la turbulencia de Nueva York no hubiese existido, fue determinante para su rebrote esquizofrénico y posterior intento de suicidio, ya que la falta de reconocimiento la llenó de frustración: la mirada de los otros siempre fue importante en su construcción como artista; Una sensación de fracaso y aniquilación de la realidad externa de la que aún hoy parece no reponerse y la convierten en una mujer fragmentada. Yayoi Kusama comenzó a aislarse en sus fantasías y a imaginar universos paralelos de muy joven donde sus primeros episodios de  alucinaciones, que son formaciones defensivas ante la realidad psíquica como diría Freud, y los pensamientos de borramiento provocaron su ruptura con el lazo social, en especial con su madre. Fue así que a los tres años de llegada a su país natal decide internarse por su cuenta en una institución psiquiátrica porque sus propuestas no hallaron eco sintiéndose insegura con sus alucinaciones y obsesiones sin contención, la mujer que había creado su marca en los puntos y las redes, ahora no tenía red fortaleciendo en su cuadro esquizofrénico el aislamiento: “Lucho contra el dolor, la ansiedad, el miedo cada día y el único método que sigo encontrando para calmar mi enfermedad es mi trabajo creativo.”
En Tokyo pasó años sin pintar y se dedicó a la escritura que guarda una relación estrecha con los elementos obsesivos-repetitivos de sus pinturas, tanto en sus poemas como en sus novelas. En la década de los 90 resurge la consolidación de su trabajo ante la mirada del mundo artístico y no tanto con más popularidad. Isao Atakakura, su mano derecha, vino a Buenos Aires y es la persona que la acompaña desde hace 25 años; ella le confía todas sus decisiones administrativas y de gestión de su obra. Philip Larratt-Smith del MALBA comenta que “Yayoi es hoy una empresaria con una suerte de cabeza de familia monoparental, de su equipo fiel y solvente. Aquí también en el tejido de redes familiares esta mujer es vanguardia ya que armó una familia muy poco convencional donde la excusa fue su obra y, como en casi toda familia, la verdadera cuestión para el rejunte es la búsqueda del amor”. El lazo o redes con el Otro son puntos hechos con pintura y pincel que se mezclan en el infinito.

Bibliografía:

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-Naparstek, F. Teórico del lunes 18 de abril de 2011: Tres tiempos en Freud. Material provisto por la materia Psicopatología Cátedra I, Titular: Dr. Fabián A. Naparstek de la Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires.
-Naparstek, F. Teórico del 30 de mayo de 2011: Función Paterna - Nombre del Padre. Material provisto por la materia Psicopatología Cátedra I, Titular: Dr. Fabián A. Naparstek de la Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires.
-Naparstek, F. Teórico del 6 de junio de 2011: La psicosis en Freud. Material provisto por la materia Psicopatología Cátedra I, Titular: Dr. Fabián A. Naparstek de la Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires.
-Revista Noticias de la semana, “Todos los lunares del mundo: Yayoi Kusama en el MALBA” de Victoria --Verlichak, Edición número 1907 del 13 de julio del 2013, Editorial Perfil.
-Vogler, R. Esquizofrenias, extractos del texto de Bleuler, La demencia precoz o el grupo de las esquizofrenias. Ed. Home, Buenos Aires, 1993.
-Wainstein, R. Clase especial sobre DSM-IV Y CIE-10. Ficha de la materia Psicopatología Cátedra I, Titular: Dr. Fabián A. Naparstek de la Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires.
-Yayoi Kusama: Obsesión Infinita. Material promocional del MALBA/Fundación Constantini Julio-Septiembre 2013. Buenos Aires, Argentina www.malba.org.ar.

-Sala de espejos del infinito - Campo de falos (1965-2013)

-Cuadro "Corazón roto" (2012)

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